La alternativa al enfriamiento convencional
La nieve carbónica (CO2), también conocida como hielo seco, es un medio muy eficaz y fácil de usar para la refrigeración, en un amplio abanico de aplicaciones. Es ideal para enfriar lácteos, carne y para el transporte y almacenamiento de productos congelados y otros productos alimentarios perecederos. También es muy valioso en el procesado de alimentos, por ejemplo, para enfriar los productos sensibles al calor durante el proceso de trituración o corte, para ajustar el tamaño de los productos y para la realización de trampas de frío. Los pellets de hielo seco son idóneos para la limpieza a presión de maquinaria y motores. Cuando el hielo seco sublima, se convierte directamente en gas sin pasar por una fase líquida, creando un efecto de niebla especial y muy espectacular, ideal para fiestas o presentaciones.
A presión atmosférica, el dióxido de carbono líquido se convierte en nieve carbónica sólida a los - 79 ºC. La nieve puede posteriormente comprimirse a alta presión para formar bloques o pellets.
Las soluciones incluyen control de pH, procesos de fangos activados a base de oxígeno. Reactores biológicos con membranas para la reutilización y reciclaje del agua.
Propiedades del hielo seco:
- Insípido e inodoro
- No deja residuos, gracias a su sublimación
- Exento de gérmenes y bacterias
- No es tóxico
- No es inflamable
- Fácil de controlar al ser más pesado que el aire
- No requiere una fuente de energía para liberar o mantener el poder de refrigeración
- Tiene tres veces más poder frigorífico que el hielo de agua.