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Energía limpia e hidrógeno
El hidrógeno es el elemento más abundante del universo. Aunque es ligero y pequeño, el hidrógeno es un potente portador de energía: un kilogramo de hidrógeno contiene tres veces más energía que la parafina. Puede utilizarse para almacenar el excedente de energía renovable y luego transportarse bajo tierra a través de una extensa red de tuberías o por tierra en camión para ser utilizado en una amplia gama de aplicaciones, desde la movilidad hasta la industria pesada.
Debido a su versatilidad, el hidrógeno está demostrando ser un importante facilitador de la transición hacia una energía baja en carbono y sin emisiones, una energía limpia que contribuye a los objetivos de protección del clima.
La amenaza del cambio climático
Los impactos del cambio climático -el calentamiento global y los cambios en los patrones climáticos que lo acompañan- son cada vez más visibles para el medio ambiente, la sociedad y la economía mundial. El cambio climático no es una amenaza lejana: está ocurriendo ahora.1
2015-2019 fueron los cinco años más cálidos registrados, mientras que 2010-2019 fue la década más cálida registrada. Si se mantienen las tendencias actuales de las emisiones de dióxido de carbono, se espera que las temperaturas aumenten entre 3 y 5 °C a finales de siglo.1
2019, las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron un nuevo máximo. Los niveles de dióxido de carbono eran el 148% de los niveles preindustriales.1
Si no se adoptan medidas de adaptación, el número de personas sin agua suficiente durante al menos un mes al año pasará de los 3.600 millones actuales a más de 5.000 millones en 2050.1
Es de esperar una disminución del rendimiento de los cultivos a temperaturas más altas. El estrés térmico también provoca pérdidas de calidad y un aumento de las mermas.2
deben reducirse un 7,6% al año entre 2020 y 2030 para evitar que las temperaturas superen los 1,5ºC, y un 2,7% al año para mantenerse por debajo de los 2ºC.1
1 - https://www.un.org/en/climatechange/science/key-findings
2 - https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0095069621000450
El Acuerdo de París, un acuerdo internacional sobre el cambio climático, se adoptó en 2015. Su objetivo es limitar el aumento de la temperatura muy por debajo de los 2 °C, preferiblemente 1,5 °C, en comparación con los niveles preindustriales, mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el aumento de la cuota de energía renovable y la mejora de la eficiencia energética.
Por ello, cada vez más países, regiones, ciudades y las empresas que los abastecen están fijando ambiciosos objetivos de neutralidad de carbono y buscando soluciones que les permitan alcanzarlos: el hidrógeno desempeñará un papel importante en el nuevo sistema energético. El hidrógeno como factor de descarbonización
El hidrógeno como precursor de la descarbonización
Para combatir el cambio climático, los países de todo el mundo están llevando a cabo ambiciosos planes de transición hacia fuentes de energía bajas en carbono, centradas en el hidrógeno. Es un portador de energía versátil, limpio y seguro que puede utilizarse como combustible o como materia prima industrial. Cuando se utiliza en una pila de combustible, no produce emisiones, ya que sólo emite vapor de agua, lo que lo convierte en un fuerte competidor para descarbonizar el transporte. Puede almacenarse y transportarse con una alta densidad energética en forma líquida o gaseosa y está disponible para una amplia gama de aplicaciones que pueden reducir su huella de carbono a cero emisiones.
Con el aumento del uso de hidrógeno limpio y la consiguiente mejora de las tecnologías asociadas, el hidrógeno podría ser la solución más competitiva con bajas emisiones de carbono en términos de coste total de propiedad (TCO) para más de 20 aplicaciones en 2030, incluidos los camiones de larga distancia, el transporte marítimo y el acero.
Peldaños en el camino hacia el hidrógeno verde
El hidrógeno es de colores: según la intensidad de las emisiones netas de dióxido de carbono, el método de producción y el contenido de las materias primas, se le asigna un color diferente, siendo el objetivo final el hidrógeno verde con emisiones netas de CO2 nulas o negativas.
En Linde llevamos más de 100 años aprovechando el poder del hidrógeno, invirtiendo continuamente en procesos eficaces y económicos para suministrar hidrógeno gris, azul y, finalmente, verde.
Podemos producir hidrógeno a partir de una serie de materias primas y recursos naturales. Utilizamos el reformado con vapor de metano (SMR) para producir hidrógeno gris a partir de gas natural, gas licuado de petróleo (GLP) o nafta. La SMR es el proceso de producción de hidrógeno más utilizado en la actualidad. El hidrógeno gris puede convertirse en hidrógeno azul utilizando tecnologías de captura y almacenamiento de carbono. El hidrógeno verde puede producirse por electrólisis utilizando energías renovables. Un método alternativo para producir hidrógeno verde es el reformado con vapor de metano utilizando biomasa como materia prima.
El hidrógeno gris y el azul son etapas importantes en el camino hacia el hidrógeno verde, ya que permiten desarrollar el marco y la infraestructura necesarios mientras la producción de hidrógeno verde alcanza la escala requerida.